Empezamos un año nuevo cargado de nuevos propósitos e ilusiones, y también de nuevos retos y objetivos. Las empresas, como no podría ser de otro modo, también. Es hora de planificar objetivos de ventas y presupuestos, y ello está estrechamente ligado con las expectativas que se tengan para este nuevo año. Esas expectativas dependerán en gran medida, del sector y de la región económica donde se encuentre establecida la empresa. Un primer bloque sería España y el resto de Europa, donde las expectativas son, en términos generales positivas. Según un estudio realizado por las Cámaras de Comercio, estas expectativas favorables vienen determinadas por los bajos precios de las materias primas y el bajo tipo de cambio del euro frente al dólar que se esperan para este año. Es por ello que la mayoría de empresarios europeos confían en que el crecimiento económico en 2016 se explicará por un incremento en las ventas nacionales y las exportaciones. Este crecimiento económico afectará también a mejorar el nivel de empleo. Los empresarios más optimistas para 2016 son los de Portugal, Croacia y Rumanía, estando los empresarios españoles en el quinto lugar. Los más pesimistas son los de Austria y Hungría. Los principales condicionantes que determinarán el resultado de las empresas españolas serán la demanda nacional, los costes laborales y el precio de la energía. Por el contrario para las empresas europeas además de la demanda nacional y los costes laborales, otros condicionantes que van a determinar su crecimiento serán las medidas de política económica y la escasez de personal cualificado.
Si en Europa los empresarios son optimistas, en Estados Unidos ocurre todo lo contrario. Según Business Roundtable y PWC los presidentes de las compañías estadounidenses no tienen previsto realizar grandes inversiones este año, lo que tendrá consecuencias en el crecimiento y en el mercado de trabajo. Según el estudio realizado por Business Roundtable, las previsiones para la inversión son las más bajas desde 2009. Las causas de este pesimismo radican en las dudas de la economía mundial después de la devaluación del yuan chino y la política que está manteniendo el Gobierno estadounidense con respecto al impuesto de sociedades. Un ejemplo de ello ha sido el acuerdo de Pzifer con Allergan.
En lo que respecta a Latinoamérica, estos países se están viendo afectados por la caída de las materias primas y el enfriamiento de los mercados asiáticos. El crecimiento chino favoreció la demanda de materias primas provenientes de estos países, lo que le supuso una mejora en el empleo y en los salarios en los países latinoamericanos en estos últimos años. Esta situación está favoreciendo un aumento del emprendimiento por parte de los más jóvenes. Una asignatura pendiente por parte de los Gobiernos de estos países será mejorar el nivel de empleo cualificado.
¡Feliz 2016!
Francisco José Maneiro